“»Bueno», diríamos “pero sin duda moriremos, desapareceremos, nos convertiremos en polvo y todo seguirá después de que no estemos”. Sin embargo, la naturaleza de la energía consiste en una vibración. Es una ola y una ola es una cresta y un seno. Es como un pulso, va y viene, todo va y viene.”

[Es curioso lo que llegamos a creer los seres humanos en la burbuja en la que nos es permitido vivir, llamada planeta Tierra con su atmósfera. Creemos que nuestra historia temporal -la prehistoria, las civilizaciones, los imperios, las conquistas, las eras, la modernidad y la contemporaneidad, etc.-, todo ello, es muy antiguo, pero es un suspiro en la edad del planeta y no digamos en la edad del cosmos. Quizás somos esa ola conformada de átomos de hidrógeno, carbono y oxígeno que va y viene por el Universo. Es una reflexión apasionante, y es el misterio de la Humanidad y el de su origen: ¿cuál es el propósito de vivir en un planeta en el que aparentemente pensamos que solamente tiene vida como la conocemos, al menos en nuestro sistema solar?]

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[Ya existen estudios científicos que han demostrado visualmente y experimentalmente, que todo conjunto de partículas subatómicas y los propios átomos, se organizan en materia tridimensional espaciotemporal (ancho, largo y profundo) al emitir vibraciones sonoras o insonoras directamente a una masa informe de agua, por ejemplo. Esto quiere decir que a una determinada vibración sonora, las ondas modulan a las partículas en formas tridimensionales. En realidad, somos el resultado de la recepción de códigos vibracionales de luz/vibración, los cuales han decidido en diferentes estadios de conciencia transformarse en distintas emisiones de partículas o códigos orgánicos o sistemas complejos vivos, con posibilidades de metamorfosis o de cambiar libremente la recepción vibracional, y liberarla de otras programaciones repetitivas, enquistadas o enfermizas]

“… la verdad es que casi todo lo que denominamos algo es en gran parte nada cuando se mira en forma de átomos. Estén hechos de lo que estén hechos, se encuentran a grandes distancias; y cuando llegamos a la estructura interior de los átomos, apenas encontramos nada. Es un montón de nada y esta nada resulta ser algo muy poderoso.”

Eduardo Beltrán Jordá