Lo dice Mario Alonso Puig (ver video), y porque pertenece al campo científico, lo admiramos. Lo dice un terapeuta natural y lo consideramos pseudocientífico y charlatán. Y lo que dice Mario Alonso no es ni más ni menos que el holismo integrativo que muchos científicos no veían hasta hace relativo poco tiempo. (Aunque hay excepciones: los perseguidos, los heterodoxos y los científicos místicos, como también los filósofos. Todos ellos fueron -o son- pensadores racionales, pero como seres humanos creativos avanzados, han estado en contacto con el humanismo profundo: el S/ser).
La querella entre antiguos y modernos -que al fin y al cabo son y hablan de lo mismo-, es demasiado reiterativa en el tiempo y en el espacio para volver a repetirla, aunque uno siempre tiende a posicionarse.
El holismo explica que la parte es imprescindible para el todo, y el todo inseparable de la parte. La parte es una totalidad coherente y ordenada en sí misma que participa en y conforma el conjunto de otras partes como totalidad completamente ordenada en sí misma. Aátomos, moleculas, células, órganos, ornanismos, ecosistemas, etc. El holismo lo trabajan las reflexoterapias, la medicina tradicional china y la tradición ayurvédica, por ejemplo. O sea, mero pseudocientifismo para algunos, supongo.
La autoconfianza, la magnificencia y la creatividad, son palabras y valores que ya estaban en las tradiciones de sabiduría, pero ahora el mercado empresarial ha adoptado los mecanismos del muy mencionado crecimiento personal (incluso de las propuestas de la «new age», tan denostada por la ciencia y la filosofía racional) para cambiar el paradigma socioeconómico, partiendo del individuo concienciado con su totalidad objetiva/subjetiva, colectiva/individual. (¡Ojo! no estoy diciendo que sea para vender de otra manera, lo cual sería una crítica desconfiada al capitalismo, aunque haya parte de razón en esta crítica, puesto que el mercado y el capital tienen su propia razón comercial). También se ha dado que el mercado quiere imponer o adaptar sus estrategias a las de la espiritualidad, o a las del pensamiento colectivo que nunca accedió a profundidades o elevaciones complejas en cuanto a la conciencia/espiritualidad. Está bien, es la evolución. Cuantas más personas libres haya, más elevación de la conciencia habrá.
Mario Alonso habla de amor, de misterio, y pretende decir que nada de esto tiene que ver con el esoterismo. Precisamente el esoterismo ha estado hablando de eso durante milenios. Hemos avanzado, aunque parezca lo contrario. Un señor que expone temas antes apartados o comprendidos dentro de los campos de la religión, las tareas de la trascendencia, la «new age», la autoayuda, la psicología transpersonal, el sentido común, inclusive la medicina antigua, ahora está muy bien escuchado y valorado porque habla como (asesor) científico, como empírico.
Habla de niveles de conciencia y dice que no es nada esotérico. Está claro que todo existe cuando los científicos lo demuestran. Para bien o para mal. Así somos. No evolucionamos en la conciencia si no estamos todos en el mismo barco consciente, pese lo que pese a los que llevamos años en estos temas, y pese a los desconfiados y desconfiadores (el de estos ultimos es un trabajo cansino, desgastador, se adscriban en el bando que sea).
¿Pero son los científicos de la nueva conciencia son los nuevos gurús? Les escuchan miles de personas a través de los principales medios de comunicación. A ellos no los tachan de charlatanes por hablar de amor como eje de amplitud vital y total, porque lo llaman apertura neuronal. No me gustaría enjuiciarlos por usurpadores debido a que mencionan las palabras amor y conciencia cuando hacen referencia a la salud física, emocional y mental. A nosotros, terapeutas y humanistas responsables, sí nos consideran intrusos o nos definen como usurpadores del espacio de la salud, cuando mencionamos la elevación de los niveles de conciencia a través del biomagnetismo, los masajes, las terapias de zonas reflejas, etc., que es lo mismo que adoptar un valor de autoanálisis y percepción, a través del bloqueo físico, emocional y mental hacia uno mismo y hacia los demás. Semejante a lo que en el ámbito empresarial, social y psicológico explica Mario Alonso que es salir de la zona de confort, atreverse a efectuar lo nuevo para descubrir valores y aptitudes desconocidas por nosotros.
Ellos no ponen en peligro a nuestra salud porque hablen de elevar -o aumentar- los estados de conciencia. No son anticuados sacerdotes que nos comunican o sermonean desde los púlpitos el aprecio y el amor a nuestros semejantes como a nosotros mismos. Los nuevos gurues son psicólogos clínicos, son médicos cirujanos, neurobiólogos. Nosotros argumentamos cuestiones demostradas por científicos heterodoxos y audaces, y explicamos que la elevación de conciencia tiene mucho que ver con el paradigma mente-cuerpo y con la equilibrada circulación de los campos vitales electromagnéticos y sutiles de nuestro ser/existir. Pero esto para ellos es pseudociencia y esoterismo. ¡Pues nada de eso! Es la perfecta armonía entre lo nuevo y lo antiguo. ¡Ábranse a la convivencia! Ustedes demuestren, nosotros ya abrimos el camino durante siglos, siendo perseguidos incluso aun hoy, en este país llamado España.
¡Dejen hablar a las almas antiguas que vienen a decir lo mismo que ustedes! Ustedes, tienen mucho aprendido de otras disciplinas y lo han reforzado con la ciencia. ¡Excelente! Muchos terapeutas hacen lo mismo con la ciencia empírica. No se crean que estamos o están perdidos o desactualizados. ¡Somos antiguos pero no anticuados! Además, la ciencia antigua se llamaba sabiduría perenne y tenía a la medicina como una de sus disciplinas. Y dejen el mercado libre, que nadie quiere quitarle el suyo.
Me alegra que los médicos estén recuperando su holismo olvidado desde el paradigma empirista decimonónico. Ellos tienen su parte de responsabilidad en elevar el estado de conciencia humano, aunque no son los únicos con ese poder. Ni muchísimo menos.
Eduardo Beltrán Jordá