En todos esos libros que conocemos de sabiduría, de filosofía, de religión, de jurisprudencia; en todos esos edificios donde se ejerce culto o justicia (social o individual), deberían inscribir en sus portadas y fachadas: sé tan libre como responsable puedas ser.
El orden de los factores no debería alterar el producto, aunque si anteponemos libertad a responsabilidad, parece que podemos ser más progresistas, y si anteponemos responsabilidad a libertad, parece que podemos ser más conservadores. En la polaridad se basa nuestro mundo-vida. Para amortiguar ese dualismo: sé tan libre como responsable puedas ser, y viceversa.
Libertad y responsabilidad juegan a las mismas cartas que los llamados destino, providencia, azar, relativismo, determinismo (biológico, genético, social, o ambiental). No hay que olvidarlo. Por eso, responsabilidad y libertad son dos fuerzas complementarias. Otra cosa -y lo más complejo- será tomar la responsabilidad de toda índole como libertad. (La libertad en este caso significa libre albedrío o libertad de elección). Pero entonces deberíamos escribir: se tan libre como consciente puedas ser.
Y ser consciente es comprender y aumentar la Conciencia, es decir, sintonizar con el entramado universal (cosmológico) de la inteligencia de la vida, en toda su totalidad, perceptible y no perceptible por nuestros sentidos. Sería lo mismo decir amar esa conexión, porque pertenecemos y somos parte de esa inteligencia, y agradecer esa beneficio porque somos lo mismo y semejante. A esto se le llama conciencia de unidad.
Intenta aceptar naturalmente un camino dubitativo, débil, de vibración pesada, de energía desperdiciada, y eso te llevará a mezclarte en tu camino con la auto-disculpa consciente (o auto-perdón), que te llevará a la capacidad de libertad, encontrándose con la responsabilidad. El proceso es lento porque se necesita voluntad, confianza o fe, y porque es densa su manifestación.
En resumen, es la vía del que cae en la cuenta de que «el frotar se va a acabar», o sea que el auto sufrimiento/sacrificio/menosprecio no es el camino. Si la materia no se alinea, o adapta su frecuencia a las frecuencias sutiles de la mente creadora universal, será mucho más lento el camino del automerecimiento frente al miedo.
Eduardo Beltrán Jordá